Polvo del desierto del Sahara potencialmente dañino llega a Colombia

Por Melissa Velásquez Loaiza

(CNN Español) - Desde el desierto del Sahara en África, y viajando miles y miles de kilómetros, llegan cada año a Colombia partículas de polvo que están presentes en la atmósfera.

Actualmente las autoridades ambientales de Bogotá vigilan la presencia de esas partículas en la atmósfera para evitar que se produzcan afectaciones a la salud de los colombianos.

En este fenómeno, las partículas de polvo provenientes de África que parecen aerosol, saturan la atmósfera, pues se mezclan con otras partículas contaminantes típicas de ciudades con desarrollo industrial, y debido a un fenómeno que se llama inversión térmica, los contaminantes se concentran en el aire, siendo potencialmente peligrosos.

Así le explicó a CNN en Español Óscar Ducuara, subdirector de calidad del aire, auditiva y visual de la Secretaría de Ambiente de Bogotá, quien dice que hasta el momento no se han generado alertas por este fenómeno en Colombia, pues la llegada de estas partículas al país es común entre diciembre y marzo de cada año.

"En este momento las redes nos indican que hay una condición favorable y moderada, que es totalmente normal. No ha pasado nada. Simplemente, estamos siempre muy alertas para hacer prevención y tomar decisiones como distrito", dijo el funcionario.

No es que la llegada de partículas de polvo de África vaya a generar "una nube de polvo que nos va a dar en la cara", advierte Ducuara, pues es una situación atmosférica que se identifica a través de aparatos especiales de medición de contaminantes en el aire.

¿Cómo se transportan estas partículas entre continentes?

Cuando el viento sopla fuertemente durante varias horas en el desierto africano, se generan tormentas que llegan hasta las costas del Océano Atlántico, explicó en un comunicado Francisco Argeñal, meteorólogo del Centro Nacional de Estudios Atmosféricos, Oceánicos y Sísmicos (CEPECO) de Honduras, donde en 2016 también llegó polvo del desierto del Sahara.

Los eventos de polvo son cíclicos. De febrero a abril, las olas de partículas descienden a la cuenca del Amazonas. Los vientos cambian y, de junio a octubre, el Caribe y América del Norte y Central son los más afectados por las tormentas, que demoran entre 5 y 7 días en realizar el viaje transatlántico.

Las partículas de polvo llegan a América por los vientos alisios, y en el caso de Colombia, llegan a través de la Orinoquía en el oriente colombiano, dan una vuelta por el sur y llegan al centro del país, le dijo Ducuara a CNN.

Este "aerosol" de polvo africano, como lo llama el experto, se mezcla con otras partículas contaminantes y saturan la atmósfera debido a una especie "techo" atmosférico que se crea por altas temperaturas en el día y bajas temperaturas en las madrugadas, como es el caso de Bogotá.

Cuando ese techo atmosférico está muy bajo, los contaminantes no tienen cómo moverse y dispersarse de una manera adecuada, lo que provoca saturación de contaminantes.

"Siempre hay contaminantes y la atmósfera tiene una capacidad de limpiarse sola. Lo que pasa es que cuando hay inversión térmica se tarda un poco más porque el volumen de aire en donde se va a limpiar es pequeño, pero logra reponerse", le dijo Ducuara a CNN.

Las partículas de polvo contribuyen a que se vea una bruma rojiza en los atardeceres colombianos, según el experto.

Foto de archivo. Las brumas rojizas en los atardeceres de Bogotá son consecuencia de más contaminantes atmosféricos, entre los que se encuentra partículas de polvo africano en el ambiente. (Crédito: /AFP/Getty Images)

Riesgos potenciales para la salud

Las partículas de arena del Sahara son potencialmente dañinas para la salud cuando se concentran y llegan a áreas pobladas, según la Organización Panamericana de la Salud (Paho).

Estos polvos saharianos que llegan al continente americano contienen bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas que recogen al pasar por zonas deforestadas de los países subsaharianos que están intensamente afectados por el agotamiento de los bosques, dice la Paho.

Sin embargo, ni en Bogotá ni en Colombia hay alerta.

"Es normal", insiste Dacuara. "Es un fenómeno natural que sucede por la movilidad de vientos. Cuando hay vientos y hay arena, pues hay movilidad de material. Hay momentos que se incrementan y donde puede ser más riesgoso… pero en este momento lo tenemos controlado y no está siendo ese fenómeno adverso".

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